El Síndrome del Pensamiento Acelerado (S.P.A.)

Los diferentes métodos para aquietar la mente divulgados a través de los siglos, hacen énfasis en una adecuada respiración, concentración, meditación, contemplación de la naturaleza, música acompasada o sonido alfa. Estudios científicos resaltan el entrenamiento de la mente, para cambiar el funcionamiento del cerebro y sanar todos los trastornos mentales detectados.
El vertiginoso avance de la informática ha puesto en las manos del ser humano, aparatos electrónicos cada vez más avanzados para acceder a una información y cúmulo de datos inimaginables.
Nuestra mente no estaba preparada para administrar ese flujo enorme de datos. Los padres y los profesores, quienes no conocen los métodos para orientar a los estudiantes, no encontramos qué hacer ante la adicción digital y sus graves consecuencias.
En el libro “Mentes brillantes, mentes entrenadas”, el Dr. Augusto Cury, psicólogo brasileño, pone a la disposición de los responsables de la educación y público en general, una serie de recomendaciones prácticas. Asevera el Dr. Cury:
“Es muy probable que gran parte de la población mundial, padezca del S.P.A. (síndrome del pensamiento acelerado), y alertó de que agitamos algo que debería ser intocable en la edición de los pensamientos: la velocidad del funcionamiento de la mente. No administrar el proceso de construcción del pensamiento es imprudente, como ir en un vehículo sin dirección o en un avión sin plan de vuelo. Así es imposible no tener un accidente.
Las causas del S.P.A. son: exceso de información, exceso de actividades, exceso de estímulos, exceso de preocupaciones. Para explicarlo claramente, en otros tiempos, la cantidad de información se duplicaba en dos o en tres siglos, y ahora lo hace en cinco años. Un niño de apenas siete años, probablemente reciba hoy más información que un emperador romano, quien dominaba el mundo. Más que los destacados filósofos de la antigüedad. Pero es información desordenada que satura la mente, y no se transforma en conocimiento ni en experiencia. Por lo tanto estresa el cerebro.
El sistema social, del cual no tienen culpa los padres ni profesores, construido por el mismo ser humano, perpetró un crimen contra la mente. Cometemos uno de los peores errores de toda la historia en contra de la infancia, pues los niños viven alterados e intranquilos, son consumistas e impacientes, no conocen la solidaridad ni la compasión…”.
Dentro de ese cúmulo desordenado de información se encuentran los mensajes neutros, a los cuales no les damos importancia, otros mensajes que llegan a la conciencia provenientes de la dimensión inferior que sí son nocivos, pues se derivan de la emoción “miedo”; y los otros mensajes recibidos de la dimensión superior que se relaciona con el “amor”, y ellos se acumulan automáticamente en la memoria.
El niño, joven o adulto, que no tiene entrenada la mente para refrenar esa agitación mental, cae víctima de todos los desórdenes mentales obsesivos a muy temprana edad unos, y sin tiempo para reescribir la historia otros, por falta de esa dirección mental, poniendo en vilo los estudios, su estabilidad emocional familiar y su vida. Otros caerán en las garras de las drogas hundiéndose en el fango de esas adicciones.
La única forma de equilibrar la mente, es trascender ese yo inferior tan bien alimentado hoy por ese mundo de competencia, de paranoia por el consumismo sin freno, para viajar a nuestro interior y conocer el tesoro que es real, que si vale la pena, nuestra mente y el espíritu.

26 de noviembre, 2014

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